Un poema de Ferreira Gullar

 



UNA MUJER DEL NORDESTE

—Puedes escuchar el audio aquí. Meibi_ y los vietnamitas blancos son: Marian Palacios (voz); Ricardo Fernández (Bateria); Markel Elorza (Bajo); Javier Serna (guitarra eléctrica) y José Blanco (guitarra acústica, armónica y composición)—

Ella es una persona
en el mundo nacida.
Como toda persona
es dueña de la vida.

No importa la ropa
con la que está vestida.
No importa el alma
abierta en una herida.
Ella es una persona
y nada le va a hacer
desistir de la vida.
Ni el sol del infierno
la tierra resequida
la falta de amor
la falta de comida.
Es madre y mujer:
reina de la vida.

Los pies en el polvo
con trapos vestida
ella es una reina
y parece mendiga:
a pedir limosna
el hambre la obliga.

Algo funciona mal
en esta nuestra vida:
ella es una reina
y no hay quien se lo diga.

(Traducción de José Morella)

Un poema de Denmark Street


ENTRADA A LA CIUDAD

—Puedes escuchar el podcast aquí: voz, José Blanco; música, Blue Street (Chris Rea)—

Avanzamos a oscuras séquito y animales
Por el túnel cegado y techo de invernadero
Papeles de periódico condenan las ventanas
Si alguno se desprende trasparenta el paisaje
El verde lago en calma se alarga y compromete
El desfile de vivos muertos sueños pretextos
La frágil estructura acristalada aún vibra
Por el trote pesado de trece paquidermos

Me está correspondiendo conducir esta prole
Cuando en el exterior acechan los jinetes
La transfiero a su líder la mujer vegetal
Tiene manos por rostro y cabellera de boj
La terrible me apremia que faltan siete horas
Sus nudos me conminan a aligerar la marcha
Allí pacen rebaños de bestezuelas híbridas
Ovejas que son cebras armadillos lombrices

Los desiertos baldíos lamen el extrarradio
Hay torres de hospitales a medio construir
Aulas abandonadas campus diseminados
Me demoro en un patio donde conversan ecos
Ya la misma ciudad es un escaparate
De urbanismo y de sueño con grandes bulevares
Glorietas acueductos simas y acantilados
Hay gente que pasea al sol dulce del domingo

El gran árbol emblema que imanta la bahía
Emerge de un islote rocoso o zigurat
Y su copa preñada resume una paleta
Con la mezcla de nuevos y más vivos colores:
Y cambia de una nube con forma de zapato
A un tiovivo girando de una sandía abierta
A una orquesta sinfónica un ciervo un abanico
Pintado con suspiros sobre el azul traslúcido

Sólo ahora comprendo que este lugar mirífico
No existe y voy creando espacios según me adentro
Decido darle nombre a mi invención: «Día ocho
De mayo de mil novecientos cuarenta y cinco»

Un poema de Los abrazos que no nos dimos


SOPORTE CÍNICO AVANZADO (SCA)

—Puedes escuchar el audio aquí: José Blanco, guitarra y voz; Mireia Garaigorta, violines—

Te damos la bienvenida
        al SCA de su corazón.
                La imagen puede ser orientativa.

Antes de empezar, lee atentamente
        la guía rápida de instalación.
                La cuenta se creó correctamente.

Usuario herido de ausencia.
        Pregunta de seguridad.
                No se han encontrado coincidencias.

Si desea olvidar, diga tubo de ensayo;
si lo que quiere es huir, diga espuma dos veces;
para salir de dudas, manténgase a la espera.
No se retire, en breve le atenderá un oráculo

personalizado.
        Sin sustos, sin permanencia.
                Refuerza tu seguridad.
Cambia la contraseña con frecuencia.

Usuario herido de ausencia
        buscando la felicidad.
                No se han encontrado coincidencias.

Un poema de Patxi Serrano


ERLOJUAREN GOGOAK

—Puedes escuchar el audio aquí: compuesto e interpretado por José Blanco; recitado, Patxi Serrano—

Laztantzen dodaz
erlojuaren orratzak
denbora-ale artean, denbora-ale artean

Laztantzen dodaz
erlojuaren orratzak
denbora aurrera bota gurean

Hondar artean galdu ginen,
ametsak zeharkatzen…
Oraindik dakusat zure begien distira
amets barria islatzen…

Laztantzen dodaz
erlojuaren orratzak
denbora atzera bota gurean

Laztantzen dodaz
erlojuaren orratzak
galdu esperoan, abaroa esperoan

Hondar artean galdu ginen,
ametsak zeharkatzen…
Oraindik dakusat zure begien distira
amets barri islatzen…

Eta zerura begira, teila zaharren artean
lotuten naz…

zure aztarnaren itzala
zure aztarnaren aztarna
lotuten naz…

Erlojuaren orratzak laztantzen dodazan
bitartean.
Erlojuaren gogoak laztantzen dodazan
bitartean.

***

JESARRITA
trenbide zaharretik …
zure begien zain …
euri zipriztinak leihatilatik …
HAIN URRUN HAIN GERTU HONDARTZA!

ILUNABARREAN …
lantzean behin
bidearen aurrean
zabal zabalik
BAINA EZ DAKUSAGU

MINTZARIA BATEN BILA
hizkuntza oso bat
hizkuntzaren hizkuntza.
Eta topo egitean …
ITZAL HUTSALAK BAINO EZ DIRA!

KALERIK KALE
bihotzaren pitzaduretan
begi abandonatuak
uztartu arren
KOBLAKARI ERRARIA

TAUPADA BATEN ATERPEAN
nork ez du maite
egun likidotan
kantuz ari dena
AKORDE EZKUTUAK


LOS DESEOS DEL RELOJ// Acaricio/ las agujas del reloj/ entre semillas de tiempo, entre semillas de tiempo// Acaricio/ las agujas del reloj/ queriendo lanzar el tiempo hacia adelante// Nos perdimos entre la arena,/ surcando el mar de los sueños…/ Aún veo el brillo de tus ojos/ reflejando un nuevo sueño…// Acaricio/ las agujas del reloj/ queriendo lanzar el tiempo hacia atrás// Acaricio/ las agujas del reloj/ esperando perderme, buscando refugio// Nos perdimos entre la arena,/ surcando el mar de los sueños…/ Aún veo el brillo de tus ojos/ reflejando un nuevo sueño…// Y mirando al cielo, entre las viejas tejas/ me quedo…// la sombra de tu rastro/ el rastro de tu rastro/ me quedo…// Mientras acaricio las agujas del reloj// Mientras acaricio los deseos del reloj

***

SENTADO/ por la vieja vía…/ esperando tus ojos…/ salpicaduras de lluvia por las ventanas…/ TAN LEJOS TAN CERCA LA PLAYA!

AL ANOCHECER…/ de vez en cuando/ delante del camino/ claramente/ PERO NO VEMOS

EN BUSCA DE UN LENGUAJE/ una lengua total/ la lengua de la lengua/ y al encontrarla…/ NO SON MÁS QUE SOMBRAS VANAS

DE CALLE EN CALLE/ en las grietas del corazón/ a pesar de unir/ los ojos abandonados/ COPLISTA ERRANTE

EN EL REFUGIO DE UN LATIDO/ quién no ama/ en los días líquidos/ aquel que canta/ ACORDES ESCONDIDOS

Patxi Serrano 2021

Un poema de Poemas del Vertedero


ESPARRU

—Puedes escuchar el audio aquí: compuesto e interpretado por José Blanco—

Trenako ate automatikoek "txafsss..." egiten dute
Leihatilako kristala zikina dago
Eta eguzkiak begietan zauritzen du
Itsasadarrako urbasterra ongi ikusi ezin da
Baina nik igartzen dut (eta nork ez?)
Plastikoak eta
Botilak eta
Gomak eta
Oliozko loidurak
Ur gaineratzen

Ah, Bilbo, zaramazko hondakindegi haundia, maite zaitut!


ÁMBITO// Las puertas automáticas del tren hacen «chafsss...»/ El cristal de la ventanilla está sucio,/ y el sol hiere en los ojos./ No se puede ver bien la ribera de la ría;/ pero imagino (¿y quién no?/ plásticos y/ botellas y/ condones y/ manchas de aceite/ flotando sobre el agua.// ¡Ah, Bilbao, gran vertedero de basuras, te amo!

Un poema de Canción Triste de Europa


BLUES Nº 2

—Puedes escuchar el audio aquí: compuesto he interpretado por José Blanco—

Brian Jones amaneció ahogado en su piscina
Ya no tañe el sitar
Ya no tañe el sitar

A Jim Morrison se le enfrió el agua en la bañera
Ya no reza el chamán
Ya no reza el chamán

A mí también me encontrarán flotando
En el líquido de tus lentillas
En el líquido de tus lentillas

Como el poeta Li Po abrazaré la luna
Que nada en tus pupilas
Que nada en tus pupilas

No tengo dinero ni suerte ni amor
Mi único deseo es que salga el sol
Si di un paso en falso fue por error
Juro que fue por error
Maldito error
Estoy pagando el error

Me queda el consuelo de ser lo mejor
Que encontrarán flotando
En la cápsula de tus lentillas

Como el poeta Li Po abrazaré la luna
Que nada en tus pupilas
Que nada en tus pupilas

Un poema de Las Nubes


 CANCIÓN DEL VERANO

—Puedes escuchar el audio aquí: compuesto he interpretado por José Blanco—

Como el verano he nacido
para el sueño y el placer,
para madurar los soles
hasta recoger su almíbar.

Como el verano he nacido
para el jugo y la alegría,
para albergar un enjambre
de luciérnagas fugaces
en noche imperecedera.

Como el verano he nacido
para olvidar las promesas
que hiciera la primavera;
las promesas son cansancio,
un disfraz del corazón
afanado en devorar
las heces de su letargo.

Como el verano he nacido
para aquilatar las pieles,
para atusar cabelleras
y dilatar las pupilas
donde fijar residencia.

Como el verano he nacido
para el aquí y el ahora,
para enmudecer los grillos
cuando la sangre se adensa
y con dulzura imposible
el cielo acama la hierba.

Como el verano he nacido
para el eterno retorno,
mas si el deseo no vuelve
quizá el amor sobreviva
al clamor de las cigarras.

Las nubes (Baile del Sol, 2006)

Un poema de Blas de Otero



A LA INMENSA MAYORÍA

—Puedes escuchar el audio aquí: música compuesta e interpretada por José Blanco—

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno. 
                                         BLAS DE OTERO


de Pido la paz y la palabra (1955)

Un poema de Roberto Mezquita Arnaiz


CANCIÓN

—Puedes escuchar el audio aquí: música compuesta e interpretada por José Blanco—

Hubo un tiempo en que viví empeñado en atrapar
el aire que te envuelve.

El Verano era la sed, azuzando a mi animal
que husmeaba en el viento
el aire que te envuelve.

Atravesé el Otoño
afanado en diseñar artilugios con que capturar
el aire que te envuelve:
redes japonesas, cazamariposas, trampas para lobos...
finalmente inútiles para atrapar
el aire que te envuelve.

En Invierno mis manos claudicaron, inermes
inválidas para capturar
el aire que te envuelve.

Derrotado a la sazón
la Primavera fue una higuera frondosa bajo la que descansar
cuando de repente y preñado de aromas inexplicables
el aire que te envuelve
por fin vino a visitar mi boca.

Espejo de miel oscura (La Única Puerta a la Izquierda, 2003)

Un fragmento de Amuleto


 INVOCACIÓN

—Puedes escuchar el podcast aquí: música y voz, José Blanco—

Basura espacial en las alturas
y en la tierra paz a los hombres de manifiesta infelicidad.
Revélame, oh Musa, el tropel varado en tu fluido amniótico,
declara la adusta malformación de un enjambre silente.

En tu lodo boquean desprovistos los hijos de la infamia
el relato irrepetible que jamás será olvidado
por aquel que juzga los días sin retorno
rascándose la piel vacante.
Quien tiende a saber de sí como consigna,
el que admira el cielo encrespado en la superficie de los charcos
y cifra el grado de inanición sobre la faz roturada.

Sus labios leporinos concitan la indecisión notoria,
el relincho famélico, albarrubí y aguarescente del hipocampo,
la insolvencia contractual del desconsuelo ímprobo,
la esbelta sin razón de peregrinar en denodada búsqueda.

Dime, oh Dama, qué fue de aquellos compañeros de viaje,
los que dormían ovillados en el zócalo,
los que se emancipaban de sí durante el sueño,
los que se rasguñaban el cordón umbilical en vertiginoso vuelo rasante
por calles sin nadie bajo el pobre alumbrado
y la añoranza del hogar entorpecía su progresión.

Sé veraz, oh Lumia, mas sé justa con esta propensión al desierto,
pues fuimos tan frágiles como luz de luna
filtrada por las ramas en el bosque,
como el tallo turgente del ciclamen.
Aun nos paraliza la congoja
de haber llegado a hacernos acreedores
de semejante herencia enajenada.

Dime ahora, tú, a quien todo es debido,
qué ajuares, qué instrumentos, qué regalías
doblegaron la inocencia con una lengua de fuego.
Dónde acaba el arte, dónde comienza la vida.
No profecías, címbalos, no arcángeles, urubúes.
Sólo soy un hombre que naufragó en el diccionario
cuando buscaba la definición de isla.

Dame las ínfulas del niño empecinado en no crecer.
Concédeme la coloratura del muchacho que habita en las canciones.
Posa en mí el fulgor del joven que planea hasta caer rendido.
Inyecta la cabal extensión de las horas en mis ojos opacos.
Confiéreme la destreza de enhebrar pregunta tras pregunta,
interminablemente.

En tu canto hallaré razones para creer,
fundadas razones para creer
que no hemos sido solamente lepra del cosmos,
siniestros productores de basura espacial.
A la casta ignominiosa de espurios malversadores
danos la paz.

Un poema de La Deriva de Marcos Sima


CALIPSO

—Puedes escuchar el audio aquí: compuesto he interpretado por José Blanco—

Yo tenía que partir
Y Calipso lo entendió

No hay día que no recuerde
El interior de su cueva
Recostados en el tálamo
Veleidades de mi verga

Yo tenía que partir
Y Calipso lo aceptó

Acoplándome a su espalda
Penetraba la floresta
Y me bebía las lágrimas
De su manantial de amor

Yo tenía que partir
Y Calipso lo entendió

No hay noche que no recuerde
Los zarcillos de sus lóbulos
Las ajorcas de sus piernas
Las perlas de su sudor

Yo tenía que partir
Y Calipso lo aceptó

La Deriva de Marcos Sima (Baile del Sol, 2015)

Un poema de Elisabeth Candina Laka


ESCOCIA

—Puedes escuchar el podcast aquí: voz, Elisabeth Candina Laka; música, José Blanco—

Escocia es un buen lugar para nosotros. Escocia es un dragón dormido. Escocia es azul. Escocia es el perfil de una montaña hundiéndose en el mar. Escocia es una sirena, un barco hundido, un tesoro, una cumbre nevada. Escocia es Dinamarca. Escocia es un buen lugar para nosotros.

ANARQUÍA, Ediciones Torremozas, 2013.



Lecturas de Denmark Street (y V)

 

RAIN FISH

—Puedes escuchar el podcast aquí: música y voz, José Blanco—

En otra vida he sido un pez de lluvia,
explorador anfibio del asfalto,
un alevín de cuerpo transparente
zigzagueando bajo el aguacero.
Un pez de lluvia, un niño, una alimaña,
azul depredador que se alimenta
de torpes guiños tuertos de neón
sobre el espejo roto de los charcos.
Un niño respirando por la herida,
el conductor de un sueño invertebrado,
un dragón desbordando la bañera,
una alimaña amorfa, boqueante.
Boqueaba justo al borde de la asfixia,
boqueaba para desaparecer
a través de tu sexo como sima
profunda que conecta siete mares,
siete puertas abiertas, siete veces
siete vidas de un gato relamido
hurgando en la basura, en librerías
de viejo, en diccionarios, en mercados
de flores, en museos, en teatros
al aire libre en los que incluso llueve.
Si pienso en otra vida, he sido un príncipe
abisal confinado en su palacio,
un niño que respira por la herida,
en otra vida he sido José Blanco.

Lecturas de Denmark Street (IV)

 


SOIRÉE

—Puedes escuchar el podcast aquí: voz, José Blanco; música, Wigwam (Bob Dylan)—

Hay una fiesta dentro de mi armario
Celebra los vestidos que has dejado
—El blanco y el de fuego inextinguible—
Desplazan mis camisas sin planchar
Como alas de un vuelo sin motor
Como letras de un nuevo abecedario
Transforman la quietud en aventura
Y el silencio los honra con su aplauso

Esperan que los saques a bailar
Los lleves al teatro alguna noche
De ensueño entre magnolias y jazmines
Y puesta en pie inaugures con un brindis
La enésima soirée con que resarces
A tantos corazones solitarios
Que ha ido carcomiendo la pimienta
Del severo sargento del amor

Después si necesitas que te ayude
Te recoges el pelo en la nuca
Viajero que se orienta de memoria
Recorro al descorrer la cremallera
La eterna ruta del Transiberiano
Que avanza por tu espalda hasta el Pacífico
Y apenas se desliza en los Urales
Tu piel conoce climas más benignos

Hay un baile de perchas en mi armario
Tus vestidos arrasan ampliamente
Se arrugan mis camisas a su lado

Denmark Street (Garvm poesía, 2019)

Lecturas de Denmark Street (III)


PERFECTOS DESCONOCIDOS

—Puedes escuchar el podcast aquí: música y voz, José Blanco—

Estas palabras proyectadas
proyectilmente hacia el futuro
—y van ya tres futuros renqueantes
en lo que llevamos de invierno—
conservarán apenas el calor
de unas huellas obstinadas
que azuleen la nieve en el camino
cuando incurras en regreso.
Dirías que volver nos compromete
más allá del color de las fotografías,
contrae los volúmenes y expande
e l s i l e n c i o .
Pasar la noche, una sola noche
requiere la destreza de muchos, muchos años.
Ya no quedan vituallas, salvo un ojo
laminado en la despensa,
dirías que te observa, en cambio te consume.
Antes de que preguntes para qué has venido
obtienes las respuesta en un espejo oblicuo,
parece concentrar la luz de un microscopio.
La casa está habitada por constantes renuencias
donde un pisapapeles con forma de sirena
sintetiza la semblanza
de su único inquilino,
el olor desesperado
que se adhiere a los muebles
como a restos de un naufragio
es el de quien sobrevive
sin haber corrido riesgos,
quien conoce la grafía
mas no le encuentra sentido
a la azul palabra etrusca
de fama desmesurada
que menudea entre líneas,
el centro de gravedad
condición sine qua non
por efecto o por defecto
de las historias dentro de la Historia.
Dirías que eres tú que estás sentado
en un sillón con orejas
leyendo frente a la ventana
Continuidad de los parques.

Lecturas de Denmark Srteet (II)

 


JOVEN MORDIDO POR UN LAGARTO (hacia 1.595)

—Puesdes escuchar el podcast aquí: voz, José Blanco; música, Trojans (The Damned)—

La luz atenuada de la National Gallery
decanta el amarillo de las reanudaciones.
Aquí me has convocado. Mas siempre llegas tarde
a cuanto me concierne.
                                    Te imagino
con esa parsimonia que instruyes en mi vida,
tensando el límite de lo correcto,
cuando más necesito tu locura. Dirás
que el centro está tomado por turistas y ejército,
que has luchado en el tubo cuerpo a cuerpo,
cambiando varias veces de bando, y al final
has tenido que rendirte bajo el fuego
a quemarropa de unos ojos ávidos,
salidos de Las mil y una noches,
que te hallaron interfiriendo el rótulo
de Charing Cross. 
                            Al apearse, Sherezade
rehusó tomarte como prisionero.
Y me harás desear que tu historia no acabe.
Ahora entiendo que ya estabas aquí.
Por una vez te me has adelantado.
Porque eres el joven al que ataca el lagarto,
errando en mis zapatos como en un laberinto.
El reflejo fugaz de las vitrinas
delata un Minotauro abochornado,
con la marca indeleble de la duda,
pues todo se completa en su reverso.
Testigo necesario de la razia,
procuras no perder la noción de quien eres
ni tu firme tendencia al desacato.
«Dormir…, soñar acaso», representa en esencia
el mismo movimiento: la fricción de dos placas
tectónicas de un mundo que ama los objetos
y penaliza a nuestros semejantes.
Si el muchacho bajara a esta plaza,
¿pasaría por mimo, por estatua
viviente o por presunto terrorista?
Un refugiado, un cero a la izquierda y la derecha,
un excedente humano, una carga inconveniente.
Tocante a la piedad…, ni dios ni sus versiones.

Estudio a este joven que rebasa las jambas:
su espasmo en trance de conocimiento.
Se te parece, no en la pelambrera,
que empieza a escasear, sino en la luz
de la rosa prendida en el cabello.
Revela que el saurio le devora el corazón.
La honda mordedura no priva, sino entrega.
Tú sigues componiéndote jirones
de piel y de recuerdos que son míos.
Buscando un hombre libre encontraste una mujer:
la mujer en contraste, la mujer ofrecida,
los frutos generosos del verano,
los cuerpos derramándose dehiscentes.
De cada una de las llagas brota
un manantial de oro derretido,
explosiones incontroladas, églogas,
campanarios en ruinas con nidos de cigüeñas,
palacios anegados, escenarios
diseñados por la pasión que dona
la luz de la ventana sumergida,
el prisma impredecible de un jarrón.
Y fisgas mis cuadernos como amante indiscreta
a la que no apacigua comprobar
que es de ella y solo ella de quien hablo,
que no se reconoce en el perfil
que yo insisto en etiquetar poesía.
Buscando una palabra encontraste un acordeón,
encontraste un espejo en que mirarte.
Dime, si sabes, quién serás ahora
en la luz deformada de la National Gallery.

Lecturas de Denmark Street (I)



CORAZÓN PERFUMADO DE ESTAFETA

—Puedes escuchar el podcast aquí: voz, José Blanco; música, Eleanor Rigby (strings only) (Lennon-McCartney)—

El gentío indolente se concentra
en las lindes sin luz del socavón
donde los niños tiran sus juguetes
para ver cuánto tardan en caer
al fondo y sus pequeños corazones
presienten en las cosas de la vida
un lejano rumor de catarata.
La rata metabólica ha engullido
la esquina más tierna del calendario
y los padres empujan a los hijos
que les recuerdan sus debilidades
forzados a imponer su autoridad,
les besan y apuñalan por cultura
los muñones de dos alas fallidas,
alitas que nacieron para dentro,
vilanos al rebufo de los trenes.
Los amantes se arrojan abrazados
sin saber, o sabiéndolo de más,
que siempre duermen solos sobre un lecho
de piedras y neveras con imanes
del cisma de lo que ellos ya no son.
Yo también fui arrojado. 
                                        Allí se abrió mi frente.
Allí brotó un pinsapo vacilante.
Allí creció la idea de una venus
de óxido y ombligo intermitente.
Allí encontré mis labios de cristal.
Ahora ya no son míos, son de crimen
y de otras palabras homicidas.
Mi corazón es una ampolla de aire
que llevo a todas partes en un sobre
con burbujas, si algún día se quiebra,
cabrá por la ranura de un buzón.

(La primera edición del telediario
ajusta torniquetes en la sien
al público que aplaude en la caverna.)