CONSIDERACIONES SOBRE AMULETO


sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.
Luis Rosales


La poesía por error.-

Son los errores más que los aciertos, los fracasos más que los éxitos, los que firman una biografía. Y, a menos que seas un soberbio, un psicópata, o un político, esos errores o fracasos te impiden caminar con la cabeza bien alta. El acto de escribir trata de revertir la situación.

Se escribe por error, se escribe en fallo o semifallo. Pero no consiste en falsear, maquillar, o ennoblecer facetas incompartibles, sino en ahondar aún más en una acumulación de emociones secretas: impotencia, vergüenza, rabia, inseguridad, miedo, angustia, desesperación...; es decir, allí donde desaparece la biografía, solo hay un ser humano expuesto, frágil, como un «caballo de cartón en el baño». La capacidad para procesar ese magma anónimo hasta transformarlo en recurso, enseñanza, ventaja, sensualidad, arte, literatura, es lo que llamamos inteligencia. El placer no es un medio, sino el fin.

Los lugares arrasados por la crisis y la reconversión suelen presentar grandes espacios ásperos como cicatrices. Es lo que sucede en este en el que crecí, donde todavía habito: Aquellos hornos eran cámaras magmáticas ardiendo en la superficie. La vida bullía incandescente como una infección. Y la vida se secó en cuanto desapareció la fiebre del oro. Esa suerte de convalecencia dejó tras de sí un paisaje irreal, abrupto, de pabellones, cargaderos, chimeneas y tolvas como lava solidificada... En La insoportable levedad del ser, Milan Kundera declara que la «belleza como error» a que han dado lugar las ciudades contemporáneas es en realidad la última fase de una belleza a punto de desaparecer. Yo veo en esta belleza por error producida en nuestro entorno por el abandono y desmantelamiento, no solo de la industria, sino de una forma de vida, el único destello emitido por una estrella que se extinguía.

Del mismo modo, dentro de cada una de las personas se produce ocasionalmente la demolición de las emociones y la reconstrucción rápida y desordenada sobre la zona cero. La personalidad es la suma de derrotas y superaciones a las que ningún escritor, ningún poeta es ajeno. Se escribe con un ala rota en la caída. Si puede volar, ¿quién necesita escribir?

Amuleto (Baile del Sol, Tenerife, 2019) trata sobre caer y escribir para levantarse.

El héroe equivocado.-

Los héroes contemporáneos son precarios, falibles, desechables, a los que se responsabiliza de su fatum. Se enfrentan a muros, fronteras, guerras, diásporas o deshaucios, con la inefable convicción de seguir vivos pese a no importarle a nadie. Son héroes de sus vidas muy a su pesar.

El protagonista de Amuleto es, asimismo, un héroe anónimo, involuntario. No hay nada admirable en él, no forja su leyenda afrontando pruebas insuperables, salvo porque soporta una hipoteca con un sueldo irrisorio y atraviesa crisis globales y personales con dignidad y perseverancia busterkeatonianas. Su heroísmo es de otro cariz, le viene por línea de parentesco: es el hijo nacido de la unión entre un ser humano y una deidad, entre un hombre y una diosa, lo que marca su destino.

Los dioses son caprichosos, volubles, ausentes, incompetentes para el día a día; solo se hallan en su elemento entre la pompa de grandes ceremoniales, con olor a incienso y cera, entre hecatombes y sacrificios humanos, preferiblemente los de su propia sangre. Al hombre, en cambio, nadie le envidiará haber mantenido comercio carnal con la figura desmayada, cortejada por tritones, que recaba toda la luz en el centro del cuadro, porque para la posteridad no será sino el titán arrinconado en la penumbra, un rescoldo de perplejidad en la mirada, mientras su hijo juega desnudo con la cabecita metida entre las fauces de una hiena.

El hijo está abocado a equivocarse y volverse a equivocar, aunque de la mayoría de sus errores saldrá indemne. La temible condena es no poder alcanzar jamás a su protectora, porque habita en otro plano, el de lo sobrenatural. El amuleto que lo salva se confunde con la ausencia que lo consume.

Hechos de lenguaje.-

Amuleto seguido de Aniversario es un poema-libro, o mejor, un libro con solo dos poemas, que asume varios riesgos, en el fondo y en la forma, lo cual no es un valor literario en sí mismo, aunque yo no dejo de agradecer las obras que se muestran abiertamente entreveradas con la vida y no como objetos dentro de una vitrina con los cristales tintados.

En alguna ocasión he declarado que mi escritura tiene algo de striptease. Este vuelve a ser el caso de Amuleto, pues revela diferentes etapas de mi formación como poeta. El yo histórico se confunde con el yo poético, más concretamente expone cómo uno ha dado origen al otro. En cuanto a la composición, evidencia otro de mis intereses, a saber, que cada nuevo libro se parezca lo menos posible al anterior.

Amuleto es un solo poema, estructurado en cinco estadios o apartados y una nota final, cada uno de los cuales se corresponde con una de las etapas aludidas. Se trata, como digo, de un texto unitario, donde la sintaxis quebrada encauza un fluido único, que atraviesa todas las secciones y discurre adaptándose a las anfractuosidades del terreno. Cada estadio aparece encabezado por la letra de una canción que me da pie para avanzar en el desarrollo del poema; en cada caso el poder evocador de esa banda sonora particular sugiere el contenido y apunta incluso algunas de las recurrencias presentes en el texto.

Los precedentes son incontables: Aullido, de Allen Ginsberg (la «Nota a pie de página para Amuleto» es un guiño evidente); Poema sucio, de Ferreira Gullar; Piedra de sol, de Octavio Paz; Ah, mira esa gente solitaria, de Jesús Ferrero; Entreguerras, de J. M. Caballero Bonald; Prosa del Transiberiano y la pequeña Juana de Francia, de Blaise Cendrars; Basura, de A. R. Ammons; o incluso, El estudiante de Salamanca, de José de Espronceda, y, sobre todo, La casa encendida, de Luis Rosales, por citar algunos clásicos que amo. En su mayoría son ejemplos que responden, también, a un claro propósito autobiográfico. No estoy diciendo que Amuleto esté al mismo nivel, ni mucho menos, sino que se suma conscientemente a una tendencia que pone todo el énfasis en el discurso, en un caudal que invita a desasirse y dejarse arrastrar, donde se da tanta importancia al recorrido como a sus accidentes.

¿Por qué un poema-libro en pleno auge de los post y los tuits? Por lo que ya he dicho y por huir del comportamiento spámico de la poesía contemporánea. El abuso de las redes sociales nos demuestra que la bondad de lo breve es una ardua conquista. Por otro parte, multiplicar los caracteres tampoco multiplica las razones para descifrarlos. Pero hemos partido de la base de que es una obra que no rehuye el riesgo; además, entiendo que un texto de estas características, de aliento largo y sostenido, representa un desafío más que apetecible para cualquier autor comprometido con el lenguaje.

En Amuleto, seguido de Aniversario, el compromiso, la honestidad, vienen a contrarrestar el signo de un tiempo marcado por la banalidad y las simulaciones.

José Blanco
Barakaldo, a 17 de noviembre de 2019


Ver Un poema y un fragmento de Amuleto en el blog de Pablo Müller.

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Amuleto (Baile del Sol, 2019) será presentado junto a Denmark Street (Garvm, 2019) el próximo día 27 de noviembre en Louise Michel Liburuak, Elcano Kalea, 27 (Bilbao).